Una de las mayores preocupaciones de las familias es que sus hijos/as puedan desarrollar una baja autoestima, pero exactamente a qué nos referimos con este término.
Para explicar la autoestima tenemos que mencionar primero el autoconcepto, que sería el conjunto de elementos que un niño/a utiliza para describirse a sí mismo/a. El autoconcepto se forma tanto con la percepción personal sobre las características de uno mismo, como con la percepción que tienen los demás acerca de mí, es decir, todas esas cosas que los demás dicen sobre nosotros/as y nuestro comportamiento. A través de esta construcción personal se desarrolla la propia identidad, las expectativas a lo que se apunta a ser, así como las interpretaciones que se hacen de las experiencias vividas.
La valoración que se haga de este autoconcepto es lo que se denomina autoestima y puede fluctuar entre niveles altos o bajos a lo largo de la vida y también variar entre los distintos ámbitos de la persona. Por ejemplo, un/a niño/a puede tener una baja autoestima académica si considera que es vago/a, tonto/a y además sus profesores y padres lo valoran como tal; en cambio, puede tener una alta autoestima personal si se describe como bueno/a, divertido/a, amable,… Cuantos más ámbitos sean favorables mayor será la autoestima general.
Tener una autoestima alta o baja condiciona mucho cómo te relacionas con los demás y la manera en la que te enfrentas a los distintos objetivos de la vida. De este modo, un niño/a con una autoestima alta se animará ante nuevos retos y aprendizajes, creerá que puede hacerlo y lo intentará a pesar de las dificultades. Por el contrario, si este menor tiene la autoestima baja posiblemente evitará todo aquello que le sea desconocido por el miedo a no poder superarlo y a que sus debilidades queden al descubierto ante los demás.
Además la autoestima es una construcción en constante movimiento, especialmente a lo lago de la infancia y adolescencia, por lo que podemos fortalecerla y así mejorar el bienestar emocional de nuestros/as niños/as. Es importante que desde pequeños se les ayude a desarrollar una autoestima realista y positiva, de modo que puedan descubrir sus recursos personales, apreciarlos y utilizarlos debidamente, así como sus deficiencias, para aceptarlas y superlas en la medida de lo posible.
Autora: Sara Pérez Abraldes, Psicóloga General Sanitaria
Nº Colegiada: G-6178
