La motricidad fina se refiere a aquellos movimientos más precisos y específicos realizados con las manos o dedos. Nos permite, entre otras, señalar, tocar, agarrar, manipular objetos o herramientas (lápiz, tijeras, etc.). Es un área de desarrollo que requiere de una adquisición continua y progresiva de diferentes habilidades como la coordinación, la fuerza, la disociación de movimientos… Hoy os hablaremos de una de ellas, la coordinación óculo-manual.

Entendemos la coordinación óculo-manual o visomanual como aquella habilidad para ajustar y sincronizar los movimientos de nuestras manos y/o dedos entre sí o en relación a un objeto. Se comienza a desarrollar desde los primeros meses de vida, cuando el bebé descubre sus manos y comienza a explorarlas. Posteriormente, utilizará esta habilidad para explorar tanto objetos como el entorno que le rodea. A medida que vamos creciendo, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, empleamos la coordinación óculo-manual para poder realizar de manera eficaz e independiente gran parte de las tareas cotidianas: coger o dejar un plato en una mesa, echar agua en un vaso, pinchar la comida con el tenedor, echar pasta de dientes en el cepillo, pintar o recortar, calzarse, escribir, atarse los cordones…

¿Cómo sé si mi hij@ tiene problemas de coordinación óculo-manual?

No tiene buena letra: el tamaño y proporción de las letras no es el adecuado, se sale de las pautas, no sigue trazos punteados, le cuesta escribir recto…

Comer con las manos: se resiste a usar cubiertos, prefiere comer con las manos. Cuando usa los cubiertos se le cae la comida de la cuchara o tiene dificultad para pinchar.

Se le caen las cosas: frecuentemente se le caen cosas de las manos, parece propenso a pequeños accidentes (vierte la leche, vuelca los platos de comida…)

Rechaza hacer manualidades: no quiere realizar todas aquellas actividades que impliquen dibujar, pintar, recortar, etc.

¿Qué repercusión tiene cuando la coordinación óculo-manual no es adecuada?

Frecuentemente aparecen dificultades para el desarrollo de habilidades grafomotoras y de escritura afectando al rendimiento y aprendizaje escolar. La participación social puede verse afectada al no querer participar en actividades deportivas o lúdicas. Además, se genera una dependencia del adulto en tareas cotidianas como comer, vestirse o usar en baño que pueden afectar a su autoestima y frustración.

Si sospechas que la coordinación óculo-manual de tu hij@ no es la adecuada consulta con nuestro equipo de terapeutas ocupacionales. Ellas determinarán cuál es el origen y te asesorarán sobre cuál es la mejor intervención.

Autora: Laila Mahmoud Saleh